La soledad
ha dañado el papel que,
tan cuidadosamente,
elegimos
en aquella tienda de barrio.
Es lo que tiene la humedad.
Primero lo ablanda todo.
Se desdibujan las imágenes
y ya no se puede reconocer
que había en esa
pared acolchada
que besaba
mientras me amabas
desde atrás
con todas tus ganas.
Después,
en contacto con el verbo
se endurece,
se resquebraja
hasta convertirse en una lija
que hiere a prójimos y extraños.
Este mundo nuestro,
generó tantas toxinas
que no ha podido evitar,
ni siquiera frenar,
el cambio climático.
El tiempo se volvió loco.
Ahora entiendo porque los poetas beben tanto.
No sabría decir si es la tristeza la que encuentra los versos
o el tercer tinto de verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario