Andaduras y peripecias de una bebesauria

Porque hay “bebesaurias”
que nos devoran a besos y abrazos…

Entiéndase por esa mujer súper mega estupenda y súper extrafuerte que puede con todo y con más y que, mientras deja constancia de todo ello sin pretenderlo, en un breve lapso de tiempo

casi sin darse cuenta
casi sin quererlo

se le desprende una de las horquillas con las que sujeta la puerta hacia su interior, hacia esa niña que se deja ver poco mientras se abraza a ese hombre, que solo tiene ojos para ella pero que ella no termina de poder ver,

de poder… o de querer sentir…. 



Y él sonríe
Y la mira con ternura
Mientras cruza fugazmente una nueva emoción
Un sentimiento que se ha prendido en él
Que es peligroso, lo sabe
Porque ella
Él lo siente
lo huele
lo mastica
ella necesita, anhela su abrazo
Pero también respira que está en carne viva
Que no puede acercarse demasiado porque ella, se desvanecerá

Pero ya es tarde, cayó… 
se diluyo en sus ojos
en su boca… 
donde se albergaban todas las sonrisas 
que querría ver el resto de su vida
Él lo sabe
Y solo exclama
“Eres una bebesauria, una increíble, grande y bella, bebesauria…”

Y ella se sonroja con sus 39 años 
y solo quiere hacerse más pequeñita 
para poder acomodarse mejor en sus brazos, 
para no sentir nada más que su calor, 
como si la ropa que les vistiera no cumpliera su fin.

Y dejarse acunar
cuidar
y por qué no
y de nuevo
y por fin

                        … amar.

©Tania Evans, (Andaduras y peripecias de una bebesauria)

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