Perdida ante este
mar que no sé si me abraza
o simplemente susurra reclamando silencio
para que me duerma
acunada en su bruma
No es un mar
cualquiera,
es un mar hermano,
sanguíneo
un mar que se ha
llenado de mí
en cada travesía de esta agitada vida
Los restos de
naufragios impregnan mis piernas
cubiertas de arena
y salitre de tanto echarte de menos hoy
en esta isla que
no me atrevo a abandonar por si regresas
Miro hacia delante
sin verte
apenas rozándote
en un recuerdo que se desdibuja
azotado por este
viento de silencios que me aterra
Las olas muerden
algo más que la orilla
también desgarran
mi piel
como el agua que
vierto me desnuda
dejándome ambas en
cueros, vacía
Sola, con esta
boca hambrienta
sin víveres que
calmen este hambre que te tengo,
este ayuno auto impuesto sin exigencias
Pero recojo la sal,
la guardo en un pañuelo hecho de este mismo mar y
viento
y te miro
decido, solo por hoy, abrazarte de nuevo
y alejarme de este frío-calor que me roba el juicio y
el aliento.
Te espero en esa tierra de nadie que son los
sueños.
©Tania Evans
Extracto poemario Imaginación ilegal