Eres ventana, cálida.



Ella no lo sabía

pero hacía días
semanas
una eternidad
que necesitaba con urgencia una ventana.

Una ventana grande
de las que se parten pariendo amaneceres
atrayéndote  con sus extremidades
a su regazo vacío tan lleno de posibilidades.


Una ventana del color de la lluvia,
mojada, astillada
experimentada
por qué no, una ventana descarada.

Una ventana que diera a un aire fresco
de esos que te limpian toda la basura acumulada en el alma
que barren recuerdos
que instalan nuevos sabores y olores bajo la piel y la almohada

Ella no lo sabía
hasta que se dio de bruces (por qué no, virtuales)
con otra ventana
una ventana que ya no entendía para quien parir amaneceres

Y cuando sus cristales se cruzaron
la lluvia arreció
una banda sonora emergió de un balcón que buceaba en youtube  
y se mezcló con las gotas transformando en rojo y azul su color

Y reflejo con reflejo
sus hojas se abrieron de golpe
sin miedo a romperse en mil pedazos

Y compartieron su olor a tierra mojada
ese olor que despierta las ganas de correr,
de saltar en los charcos con los pies descalzos.

Y desearon de repente ser  invierno y ser humanos
sin herrajes sino brazos
y con toda esa piel nueva
sin ninguna prisa y todo el tiempo
amanecerse cada día bajo la piel de la cama diluviando.


©Tania Evans
Extracto poemario Imaginación ilegal



No hay comentarios:

Publicar un comentario